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Sin VIH no hay orgullo

¿Alguna vez has dejado de salir con una persona por tener VIH? El día del orgullo, que este año fue virtual, me escribieron muchas personas en una especie de “feliz día del marica” (como el día de la madre, o del doctor). Ese mismo día conocía un chico que dejó de hablarme después que le conté de mi diagnóstico. Y entonces me pregunto, ¿Cuál orgullo, si no tiene VIH? ¿Cuánto conocimiento, o empatía le puede faltar a una persona para dejarte de hablar por tener VIH? Y salen las noticias de un paciente curado en Brasil, y todxs se ponen muy “felices”. Y muere una mujer trans en Bogotá, a la que no le prestaron atención médica porque tenía VIH. Y la gente se llena la boca diciendo “es que ahora es muy diferente” “con los medicamentos se tiene una vida normal”. No queremos tener una vida normal, exigimos dejar de ser invisibles. Necesitamos existir, para no morir.
Necesitamos existir en las agendas, en los pliegos de peticiones, en los debates políticos, en las asambleas. Necesitamos dejar de ser una cifra que se infla a conveniencia, una estadística de la OMS, el tema de una serie de Netflix, una excusa de las organizaciones LGBT+ para conseguir recursos.
Necesitamos existir. Exigimos existir en la agenda de las disidencias sexuales porque sin VIH no hay orgullo. ¿Para qué compartes una bandera LGBT+ en tu perfil si no sostienes nuestra bandera, si nos exterminas con tu silencio cómplice, con tu desatención, con tu negligencia? ¿Para qué orgullo?